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17 julio, 2014

Diario de Brisas / Descanso, pausa antes del final, un poco de música y libros

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A veces cuesta creer que nos podemos acostumbrar a hacer películas, como si esto fuera algo similar a cualquier actividad: y lo es, la cuestión es darnos cuenta que lo logramos. Hace un par de días cortamos una de las avenidas más importantes de Rosario simulando el arresto de la protagonista de Brisas Heladas y sentí que era algo totalmente natural, de lo que no me sorprendía yo, ni el equipo, ni los vecinos del lugar que en otra época se hubieran agolpado detrás de las vallas de seguridad para seguir de cerca la filmación. La gente vivió con total naturalidad esa invasión de unas pocas horas. Lo que antes era un hecho extraordinario hoy se transformó en un hecho al que podemos acoplar a nuestra cotidianeidad. Pero hoy descanso, anoche descansé aunque el rock siguió hasta pasadas las 3 de la mañana. A veces el descanso es seguir un poco más con la energía y adrenalina que te inyecta un rodaje.

Una tarde de compra de discos. Los vinilos pasaron a ser una especie de adicción, tanto por el hecho de tenerlos entre mis manos como objetos como así también por escuchar ese sonido diferente que no se parece al CD ni al MP3 ni a nada de la compresión digital. Lana Del Rey con Ultraviolence, Turn Blue de los Black Keys y el primero de LCD Soundsystem. En definitiva, un poco de pop-rock depresivo-romántico y muy moderno con reminiscencias de los 70 (Lana Del Rey), la actualización del rock con aires pop con un sonido que invita a escuchar a todo volumen (Black Keys) y la mejor mezcla entre el punk-rock y el dance pre Random Memories (LCD Soundsystem y su disco debut). Lana Del Rey es producida por Dan Auerbach de Black Keys y a Turn Blue le encuentro parentescos con Reflektor lo último de Arcade Fire que fue producido por James Murphy (LCD Soundsystem). Coincidencias. Escucho los tres discos juntos y encuentro esa conexión que no se si es totalmente antojadiza o realmente existe, aunque en realidad no importa, porque de lo que disfruto es que esos discos giren en mi bandeja y que los graves salgan de los parlantes de 1980 y sacudan el espacio vibrando el piso mientras envuelven con el sonido toda la casa.

La música me funciona como inspiradora o instigadora, a veces después de escuchar 10 o 20 veces un tema, encuentro una idea que no se si tiene que ver directamente con esa melodía o canción sino con lo que esa música sumada al espacio y las circunstancias me provocan. Y ahí también aparecen los libros, tal vez porque de chico me imaginé como escritor antes que cineasta y el cine o el teatro me permiten ejercer la doble función. Compré un clásico: Solaris de Stanislaw Lem, clásico como literatura y clásica la película de Tarkovski, también hay una versión dirigida por Steven Soderbergh, pero me quedo con la complejidad de Andrei, aunque debo reconocer (pese a las críticas en contra) que lo de Soderbergh con George Clooney no está nada mal. Ahora con la novela en mis manos se me ocurre que podría hacer una especie de versión libre para teatro y que me sirva (al igual que la música) de puntapié inicial. Hice teatro policial, ahora puedo ir por el teatro de ciencia ficción. En los descansos del cine el teatro es un muy buen refugio, muy placentero y desde el que puedo volver a las películas más fortalecido.

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Los martes desde hace un tiempo son noches de Ciclotimia, el ciclo de música, poesía y videos, que hace que un martes por la noche parezca el primer día del fin de semana, gracias a Pablo, Erika y Mavi. Gente que la vida te cruza y algunos con los que la vida te vuelve a encontrar. Una foto como una Polaroid digital en el mundo espantoso de las autofotos (ahora llamadas selfies). Estamos los dos ahí como viejos conocidos, la imagen me transporta a un época en donde ella todavía no había nacido y yo apenas era más que un niño o proyecto adolescente. Las fotos hablan, mucho más que las palabras que las pueden describir. Las lecturas son múltiples y van desde el color, las miradas y ese pensamiento que trato de adivinar. Pero hay algo en esa foto que me lleva a otra época pero que parece un pasado que todavía no sucedió. Como un pretérito futuro y me doy cuenta que esa foto es el disparador de una historia y que se podría enlazar con Solaris. Una foto del futuro, pero con un pie de foto de 1972 y sin embargo la foto es actual: paradojas espacio-temporales. Una foto que está por venir, pero que a su vez tiene origen más de cuarenta años atrás. La foto fue sacada hace un par de días, pero hay una leve modificación entre la que nos sacamos el miércoles por la madrugada y la que estoy viendo ahora frente a mi. Hay una complicidad entre los dos personajes, como si escondieran algo, ¿Un secreto de los dos? o ¿un secreto de varios? ¿Podría no haber secretos? siempre hay secretos. Alguien debería ir hacia el origen de la foto para descubrir que hay realmente allí. Como el protagonista de Solaris que al viajar hacia la estación espacial se encuentra con su mujer que ha muerto, pero que está viva allí, en Solaris, y no parece un sueño ni un recuerdo, sino la pura realidad. El protagonista o la protagonista de mi historia, viajaría hacia la foto para descubrir la alteración espacio/temporal que cree ver en esa instantánea. Este es el punto de partida, puede ser una historia de amor, un policial en donde se devela un misterio, una propuesta de corte filosófico-científico, una comedia absurda, etc., etc.

_0AM8691En la próxima semana terminamos el rodaje de Brisas, nos faltan dos días y todo quedará en el disco rígido. Ya hay un cierre que se avecina. El final de algo que empezó hace dos años cuando se nos ocurrió pensar una nueva obra de teatro y escribí una escena (que hoy permanece en la película) en donde Mabel-Celia Ferrero llega a la casa de Bruno-Juan Nemirovsky. En ese momento, no era un policial, sino una historia de tintes más cotidianos entre dos hermanos en conflcto. De aquellos ensayos hasta hoy pasó mucha agua debajo del puente, muchos cambios, una obra, una película (o más), varias vidas, enfermedades, crisis, dolores, unos cuantos encuentros y algunas decepciones, pero también festejos por los momentos inolvidables y la mirada puesta hoy en la ventana que me avisa cuando llega la mañana.