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28 noviembre, 2014

Karina El Azem por Gustavo Postiglione (work in progress)

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Hace poco, volvimos a cruzamos con Karina El Azem. Nos conocimos hace 15 años en un encuentro interdisciplinario, cuando los dos habíamos ganado los subsidios de la Fundación Antorchas, en ese momento hablamos de proyectos que podían ser comunes. Pero no volvimos a vernos hasta ahora, gracias a una fotografía que de repente sirvió para desempolvar aquellas viejas ideas. Un juego de artistas. Ya hace bastante que cada tanto me tiro por una colectora del cine o el video para dejar por un rato las películas, en el formato más tradicional, y me zambullo en algunas aguas que están más cercanas al cine experimental o el video arte. Karina El Azem tiene una sensibilidad particular que aplica tanto en su obra como en su estética personal. Descubrí ahí un vínculo que puede ser muy atractivo de ser capturado con la cámara. De qué manera se combina la artista, su obra y su vestuario. Su interés por la cultura popular y sus personajes, o por elementos que conforman un mundo reconocible desde lugares más cercanos a lo masivo. En algún sentido se podría acercar a la mirada de Borges y Bioy en su fascinación por lo popular pero desde un sitio distante y aristocrático. Como Sarmiento con Facundo o Echeverría con El Matadero, pero sin crueldad ni cinismo. Ahí ella y sus Perones que cambian de color con el tiempo (tiempo entendido en más de un sentido) o la Evita realizada con municiones, el Gauchito Gil o los mal condenados a prisión descubiertos con luminol en un procedimiento a lo CSI, y aquí una referencia a los medios masivos, de nuevo lo popular-sofisticado y quizás allí también hay un link hacia su otro lado: color, vestuario y el concepto de belleza que ella misma impone desde su presencia legitimando así la obra. En esto encuentro muchos elementos para trabajar desde el cine y lo visual. Puede haber una trama: policial, política, sobrenatural o romántica en un registro netamente documental-ensayo-primera persona en donde estén en juego las ciudades, los espacios, los trayectos y recorridos de ambos como una road movie urbana entre estéticas, soportes, dispositivos y miradas. Me vienen a la mente de manera casi contradictoria los diarios de Jonas Mekas o algunos ensayos de Godard y es así que comenzamos a probar algunas cosas. Y después la contraparte, la contra cara, lo que ella hará a partir de mi obra, con lo que puede ver de este lado. Quizás el resultado sea una obra conjunta u obras separadas, en un tono de diálogo entre artistas.