Hace poco vi The Humbling, película que se estrenará en Argentina con el nombre de Un Nuevo Despertar o La Sombra del Actor. La dirige Barry Levinson y el protagonista casi absoluto es Al Pacino que vuelve a mostrar que los genios de la actuación pueden sostener con talento lo que los buenos actores transitarían con vergüenza. Pero antes de ver la película quise leer el libro en el que está basada: La Humillación de Philip Roth. El título en castellano es literal con su traducción y hubiera estado bueno que la literalidad también llegara al título del film. Casi con pocas variaciones novela y película recorren similares situaciones alterando muy poco personajes y conflictos, salvo la mirada del protagonista que en el film acertadamente deambula entre los límites de la realidad y la ficción de un actor que ha perdido su capacidad de actuar pero que a su vez su vida se le presenta como una serie de situaciones que bien podrían formar parte de una de las obras o películas que protagonizó. El actor ya ronda los 65 años, casi como uno más de los personajes que protagonizan las últimas novelas de Roth, quizás con algo de autobiográfico o de simple retrato de un estadio de su vida que conoce y reconoce tanto en él como en sus contemporáneos. Pero no sería una historia de Philip Roth si no se cruzara la mujer joven que desestructura al hombre maduro o mayor que ve a esa mujer como un puente hacia su vida perdida o hacia la vida que creia que ya no podía recuperar o que directamente nunca pudo construir. Como actor o mejor dicho como gran actor pone en juego su fantasía por sobre la realidad. Y se establece un juego de espejos: vemos que el personaje de la novela-película es un actor muy respetado y conocido pero que está en crisis con su ¿talento? ¿capacidad? y del otro lado del espejo lo descubrimos a Pacino considerado uno de los más grandes actores de la historia y que debe cargar con esa pesada mochila más aún con películas que en los últimos años lo han alejado de esa consideración casi mítica haciendo films que atentaron contra esa áurea mágica del genio de la actuación. Y se enfrenta con una mujer 25 años más joven que él, diferencia suficiente para dudar de la veracidad de un amor que se declama como verdadero, pero como tantos personajes de ficción y del mundo real, cae ante la ¿esperanza? de que los años sean un simple escollo y que su virilidad, al igual que su talento actoral renazcan con esta mujer, hija de colegas que se le cruza en el camino simplemente tocándole la puerta de su casa para pasar a ser un torbellino que coloca a Axler (el protagonista) debatiéndose acerca de si la realidad es efectivamente lo que está sucediendo delante de sus ojos o si la confusión y el miedo a volver a subirse a un escenario le están jugando una mala pasada. Barry Levinson es un director de Hollywood, pero esta película está rodada en 20 días en la casa de Levinson con un estilo libre y descontracturado donde Pacino y el director pueden jugar con total libertad inclusive en los límites en que otro actor no podría haber atravesado. Y si bien la película mantiene una fiel correspondencia con la novela, en su última parte se toma algunas licencias en donde rescata el carácter lúdico y romántico de esta historia, pero que a su vez podría funcionar como el lado B y más dark de Birdman, casi como un homenaje al teatro y al mismo Pacino que más allá de cualquier consideración su nombre es sinónimo de cine, de teatro y actuación.
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Gustavo Postiglione
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