Caminar y observar la obra expuesta en la muestra FAN de Nora Lezano es una experiencia que se debería repetir a menudo. Mirando esas fotos imagino cuántas otras tan bestiales como estas tiene guardada para deslumbrarnos en el futuro. FAN es una retrospectiva de su obra pero que a su vez es una mirada (retrospectiva también) sobre momentos, lugares y personajes de los que ella dice ser FAN pero yo apostaría que la mayoría de ellos se han transformado en fans de la propia Lezano luego de ser capturados (en más de un sentido) por su cámara. El músico de rock que haya hecho algo importante en este país ha sido retratado por Nora, como los músicos de rock de relevancia internacional que han pisado tierra argentina han sido retratados por Nora. Pero no se trata del retrato por el retrato en sí mismo o en la mirada del/la reportera/o gráfica que cumple con las directivas del medio para el cual trabaja o del pedido específico del músico que quiere-necesita-ser-retratado. Nora tiene el plus de los artistas que se guían más por su instinto que por las reglas ortodoxas de la fotografía. Es así que los más grandes quisieron y quieren que ella ponga su cámara delante de ellos, en una relación de admiración mutua, donde el retratado termina siendo el fan. ¿Qué es lo particular de Nora? Ella logra poner en encuadre, lo que me animo a llamar una dramaturgia fotográfica, es decir: concreta con sus fotos una puesta en escena del tiempo y el espacio exactos con aquellos personajes que deben estar precisamente ahí. Produce fotos como si fueran instantáneas, como si de casualidad se encontrara en cada foto con una obra que merece ser conservada en una cápsula del tiempo. El verdadero artista hace sencillo lo difícil. Es una fotógrafa de momentos, por lo tanto es una fotógrafa de sensaciones, de emociones. ¿Por qué de momentos? porque consigue en una producción fotográfica lo que se logra cuando se trabaja sobre lo sutil de lo cotidiano y que es posible cuando la cámara se invisibilza para darle lugar a esa espontaneidad resultado del quiebre de la barrera entre el que mira y el mirado. En las fotos de Nora prevalece la vida y una impronta de alegría que se condice con esa sonrisa permanente que ella porta como si el buen humor fuera una constante en su vida. Ahí vemos a Fito, al Flaco, a Cerati, a Calamaro, a Charly felices de tener a Nora detrás de la cámara y cuando esa magia se da es porque estamos ante un hecho que vale la pena ser reproducido, mirado y vivido.
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Gustavo Postiglione
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